domingo, 9 de marzo de 2008

Comentario de poemas 5, 10, 15 y 20

Poema 5

El título del poema: “Para que tú me oigas”, refleja muy bien el contenido del mismo, es una súplica, un canto dolorido por la angustia de un amor que, aunque cercano, no le escucha; es una manera diferente de decir lo mismo, pues del modo como ha intentado decirlo con anterioridad no ha logrado comunicar ese sentimiento. Es una declaración de amor y fidelidad, un llamado de auxilio, que ruega por que salve al sujeto de las angustias y los tormentos que aún lo persiguen, y que deposita en las manos de su amada, todas las esperanzas para que ésta construya con sus manos un refugio contra las tormentas, que si bien, no lo exime de enfrentarlas, le asegure que las enfrentará bajo la protección del amor, que le provea la seguridad de que enfrentarán a la vida juntos, y si bien, no le asegure que vencerán, estará convencido que no morirá solo. Sin embargo, hasta el momento, con todas las palabras que ella no ha entendido, él va haciendo un collar infinito para sus manos (talvez al ver el collar, ella comprenda la colección de súplicas del enamorado).

Poema 10

“Hemos perdido aún…”, da continuidad a ese amor tormentoso que el personaje está padeciendo, la persona a quien ama se aleja, más cuando siente necesitarla, o quizá siempre está lejos, pero recuerda su lejanía/ausencia cuando necesita tenerla más que en un recuerdo, una idea utópica o un deseo melancólico. Le interroga acerca de dónde se encuentra, con quién más comparte, qué piensa y qué tiene por decir; se recrimina a sí mismo también, ataca su debilidad ante la ausencia de ella, reconoce su dependencia hacia su amor y la necesidad de su presencia para poder estar mejor.

Identifica en este poema los problemas que afronta: miedo a afrontar sólo los problemas y el problema principal: la ausencia de ella.

Sin embargo, únicamente identifica la situación, quizá sin darse cuenta, y no resuelve en solucionar la problemática… sólo.

Poema 15

En este punto tiene más claro qué era la situación que le atormentaba, la ha identificado plenamente, y a diferencia de lo que expresa en el poema 10, se ha resignado a perder el amor que tenía, es más, está complacido con alejarse cada vez más, pues se ha dado cuenta ya, que la lejanía que los separa es más fuerte que su deseo por estar juntos.

Incluso hace propia el arma que lo lastimaba: el silencio; contempla y entiende el silencio, se siente complacido con poder utilizar un arma tan poderosa, es por eso que el título: “Me gusta cuando callas…”, es simplemente idóneo, pues no solo le permite identificar la falsedad de las palabras y sonrisas dirigidas hacia él, sino además, las contrarresta con su juguete nuevo, con su escudo-lanza, el silencio.

Poema 20

La despedida emocional, eso es el Poema 20, un canto de resignación adolorida, pues aunque haya inconformidad y tristeza de haber terminado con el amor tormentoso, también existe el sentimiento de calma, como cuando el enfermo muere, su recuerdo queda y lastima su ausencia, pero reconforta el hecho que ya no sufrirá más, eso es el Poema 20, el epitafio de un amor ya purulento, que hace mención de los momentos agradables, de los recuerdos infinitos.

Es la carta de despedida, en la cual se reconoce a sí mismo como un ser diferente al enamorado, hay un antes y un después de este poema, reconoce al amor y al olvido respectivamente.

¡Realmente pudo escribir los versos más tristes esa noche! Y por último, la declaración final: es el último dolor y los últimos versos por aquella causa.

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