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Muerte

La muerte en sí, no niega la vida, más bien la ratifica. Sin embargo, la muerte es para muchos una situación límite, una barrera entre el ser y la nada, pero para mí, la muerte no es una barrera, simplemente es un trampolín entre el ser y el ser más. Cada momento la muerte renova la vida, ¿porqué? por que para que un individuo, una situación, un fragmento espacio tiempo existan e inicien sus ciclos, antes deben morir, negarse a sí mismos, desaparecer... transformación... nacimiento posterior

domingo, 9 de marzo de 2008

http://www.youtube.com/watch?v=aDyTDVTI8HI
Publicado por Mario René Paz Mayén en 16:42

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Mario René Paz Mayén
Guatemala, Guatemala, Guatemala
Periodismo Profesional 5to. semestre Carné: 200613580
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Amor

La máxima expresión de vida.
El máximo deseo, necesidad, ilusión, la exaltación de uno mismo...
La divinidad negada y afirmada.
Eso es el amor, el dios que nunca vivió, sin embargo, es el único que existe.

Muerte

El papel está limpio,
una historia por concluir
teñida de sangre y miedo,
caótica despedida.
La muerte, mi amiga
compañera del alma,
te acompaña en esta hora,
dale la bienvenida de mi parte.
Está en mis recuerdos, en mis anhelos,
debe ahora estar presente siempre en los tuyos.
¿Cómo vivir sin la muerte?
Sin el desprendimiento material del ser.
Muerte, tremenda consejera,
solitaria como tú y como yo,
ha de tener un buen libro siempre consigo,
aunque lo suyo es más elevado aún que los libros.
Esa amiga de quien te hablo
es la máxima precursora de la creación,
la renovación,
la máxima expresión de la vida.
Hablar de muerte es hablar de vida,
una vida creada a partir del aniquilamiento.
Para llegar a vivir, debemos antes poder morir,
así obtener el fruto de lo cosechado con anterioridad
y poder entonces quemar todos esos frutos,
putrefactos frutos, despójate de ellos.
Te aconsejo que nazcas después de tu muerte,
que la niegues por sobre todo.
Ahora estarás vivo
para algún día poder llegar a la capacidad de morir de nuevo.

M. Paz

DEL SILENCIO

I

El recuerdo siguió presente en nuestras mentes
Acuñado alrededor nuestro,
Escondido bajo las piedras del zapato
Estorbando al paso firme del progreso.
Progreso, hacia la muerte de las almas.
Progreso, hacia la vida de papel. Combustible.
Flores, venenos.

El pie sangrante no podrá seguir más allá
Sin contagiar de su sangre al pecho enaltecido por el rojo,
Sin despertar al cuerpo entero, estúpido hasta el momento.
Sin cerebro propio, entero, pero comercial.

Las manos atadas,
Ojos abiertos pero boca cerrada,
Oídos abiertos pero pasos obligados,
Trazados, enmarcados… hacia el progreso…
Cerebro mutilado.

II

Se abre la boca y vomita, expele:
Ojos abiertos, pero adormitados: esclavos.
Labios abiertos, pero enmudecidos: esclavos.
Oídos abiertos, pero condicionados: esclavos.
Sin cerebro propio, entero, pero estúpido.
Producto, igual a hez comercial. Productor, inservible ya para el progreso,
Material declarado inútil para el consumo,
Espacio vacío, aislado, incomerciable.

III

Vete hacia tu cielo, estúpida hez progresista
Falsificadora de libertad
Eres la eterna verdad angustiadora de almas
Disfrazada de salvación, aniquiladora de vida
No vives, no mueres, no existes en realidad
Estas allí inmersa en las razones debilitadas por tus padrotes.

IV

Todos te utilizamos
Para sentirnos mejor,
Los unos te manipulan
Para saciar en tu boca sus eyaculaciones perversas
Mientras tú les alimentas
Con lo que robas a los que te utilizan
Para adorar lo que más necesitan, lo que más anhelan,
Te utilizo yo para proyectar en ti el desprecio a lo que haces,
Emanas hedor. Apestas, eres letrina pública, te llaman religión.

V

Te tengo entre mis dedos sangrantes por tu veneno
Te aplasto y trituro entre mis uñas
Alejo lo que hay de ti en mí
Mato lo que nunca morirá, simplemente porque nunca vivió
Te confirmo, estas allí, pero no sirves para nada más
Que para hacer el daño.

Eres la verdadera piedra en el zapato
De quien un día quiso caminar hacia el verdadero porvenir,
Serás tú, gran ramera sin sexo definido,
La causante de la muerte prematura de los que desaparecerán contigo.

Sin cerebros propios, enteros, pero estúpidos.

M. Paz

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